miércoles, 15 de agosto de 2012

Día 11º. Jueves 12: sigo visitando las casas y conociendo como viven en esta tierra soñada.

Día 11º. Jueves 12. Queridos amigos: Son las 23:57 en España, las 21:57 en Kara. Hoy os escribo desde un lugar diferente, dentro del complejo misionero de los salesianos. Este amplio y verde espacio alberga al entrar en él la estatua de Don Bosco y a sus pies las sepulturas de los dos primeros salesianos que llegaron a esta tierra. Siguiendo más adelante se hallan las Escuelas Profesionales a la izquierda, el salón-capilla y el dispensario a la derecha. Unos pasos más y nos recibe un pequeño jardín con la imagen de María Auxiliadora y el convento de los religiosos, donde he vivido desde que llegué, con su claustro, habitaciones, capilla, comedor y cocina. Adentrándonos en la misión y llegando al final se hallan los campos de futbol y básquet, el internado, dos edificios en construcción, la casa de acogida donde se albergan además del salesiano de Togo nuestras educadoras, apenas separados se encuentran un grupo de habitaciones, todas ellas con mesa, silla, armario, mesilla, dos camas y cuarto de aseo, muy semejantes a las de las casas de espiritualidad de nuestra tierra. Es en esta habitación en la que se hospeda Cecilio donde voy a descansar los próximos días. ¿Motivo? El convento se halla lleno de religiosos, los cuales van a asistir a la ordenación sacerdotal de Didier. Entre ellos el Padre Provincial, un madrileño natural de Cáceres, majo y por lo que he observado una persona profunda. Bueno, todo religioso que ha dejado padre, madre, tierras, comunidad para marchar a África lo es. Son los misioneros, los últimos héroes de nuestra vieja Europa, esos hombres y mujeres que se entregan a sus gentes, desviviéndose por los olvidados y cuando hay un conflicto bélico se quedan aquí, aún sabiendo que van a sufrir experiencias traumáticas que les acompañarán el resto de su vida. Pudiendo evitarlas prefieren optar por quedarse en el lugar con sus gentes, siguiendo el mensaje de Jesús de perder la vida y ser el buen pastor que no abandona a sus ovejas cuando ve al lobo. Ahora bien, aquí uno descubre la razón. Baste conocer a los que viven en estas tierras para llegar a la convicción de que si estallase una guerra uno se quedaría. Además de los motivos religiosos por el motivo también evangélico de amar a quienes te aman, de proteger a quienes, como bien decía la joven musulmana a uno de los trapenses de Tibigne, ser la rama sobre la que ellos se posan cual pájaros. Cuando los conoces te ganan el corazón. Y así me ha ocurrido a mí. A las 5:45 me he levantado y con el Padre Rafael, quien sufrió en carne propia la Guerra Civil de Costa de Marfil, he celebrado la misa en la casa de las Salesianas. Allí había una religiosa que ayer no se encontraba, Argentina natural de Corrientes. Es decir, en el desayuno éramos casi todos hispanohablantes, salvo la salesiana de Mali: dos españoles, una argentina y una chilena. Y después nos hemos dirigido a la Parroquia, con el todoterreno cargado de sillas destinadas a la ordenación sacerdotal. De allí el Padre Rafael nos ha llevado a Emanuel, el catequista y quien os escribe al barrio lindante con la carretera. De nuevo me he adentrado en él. Vestido con el alba y la estola Juniors-CV-AV, he recorrido las casas. Las primeras se encontraban hacinadas, algunas de ellas desde la nueva perspectiva, en condiciones. Bueno, todas a pesar de la pobreza, son de cemento, con techo de plancha a dos vertientes. Y de allí ya hemos descendido a lo que bien podríamos llamar “la Huerta de Kara”. Como os escribía ayer, las gentes viven en unidades familiares con habitaciones, granero y dependencias, granja de pollos, cerdos y cabras y una pequeña extensión de tierra cultivada de maíz. Ha sido volver a mi infancia, cuando por estas fechas con la bicicleta iba a “birbar”, “tirar guano” y “pulvoritzar” los campos de maíz de mi familia, sufriendo el calor y la caricia cortante de las hojas, mientras escuchaba en el transistor el programa de radio “Protagonistas”. Por caminos he visitado veinte hogares acompañado por el catequista, tres CV-AV, el anterior presidente y ahora seminarista de Don Orione, Gabriel y el actual presidente Cyriaque y una niña que participó en el campamento de Awandjelo y llevaba colgada del cuello la cruz con la que obsequiamos a todos los acampados. A ellos se ha sumado un grupo de adolescentes muy majas y de feligreses. De nuevo ha sido una experiencia de las que llenan el alma. Te sientes querido y los quieres. Es de esas en las que estás como pez en el agua. Si bien en estos momentos Dios me quiere en mis encantadores pueblos de Montaverner, Alfarrasí y Benissuera. Es la Iglesia africana, la Iglesia de piel negra desde la que brota una luz tenue. Aquí he descubierto la poca importancia que tiene la raza. El encanto de las personas no está en el color de su piel sino en su mirada y forma de sonreír. Somos tan semejantes. Los niños miran al sacerdote con curiosidad, le saludan, se acercan y si les ofreces la mano se cogen a ella. Y bien, el tiempo ha sido breve para mí pero nos ha superado la una del mediodía. En mi estómago un poco de zumo y un dulce a modo de buñuelos que estaba riquísimo. ¡Qué buena es la comida aquí! ¡Y encima no hay queso! El Padre Rafael ha llegado y nos ha acercado a la parroquia y la casa. Después de comer paella valenciana en Togo y en el sabor mucho mejor que algunas que he probado en nuestra tierra, además de ser no con pollo y conejo de granja sino criados aquí. ¡Cómo voy a echar de menos la comida ecológica, sin conservantes ni aditivos! Sí, ellos viven como mi madre, abuelos y antepasados, sin ducha ni agua corriente en la mayoría de las casas, con poca luz y una alimentación insuficiente. Es decir, como aquellos cuyos genes llevamos en lo profundo de cada una de nuestras células. Los que se criaban a base de arroz, verdura, pollo y si se podía cerdo, conejo, y fruta del tiempo si la había. Los que vivían rodeados de gallinas, patos y la cabra. Una de ellas por cierto crió al hermano de mi abuelo, pues no encontraban “mare de llet” (nodriza) y como último remedio el “tío Ximo” acercó la cabra al recién nacido y “se agarro”, salvando su vida. Porque aquí uno comprende la causa de muerte de muchos de los niños anotados en las partidas sacramentales del siglo XIX. África vive como nuestras raíces, eso sí con móvil y televisor, que eso interesa a las grandes compañías de telefonía y tecnología. Después de comer, una larga siesta y a las 17:45 he vuelto a ser joven, a vivir lo que en mis años de adolescencia vivía cuando subía en la moto de Juanjo o Quique y nos íbamos a la caseta a pasar la pascua, san Blas o la comida de navidad del Instituto. Sí. Recuerdo un jueves de hace unas semanas. Cisco me vio dirigiéndome a cenar con los buenos amigos de Alfarrasí. “Puje a la moto” y qué susto pasé en tan sólo unos cien metros, pensando en todo lo que podía ocurrirme si teníamos un accidente. Pues África te cambia la mentalidad. Ha venido el hermano salesiano y me ha llevado a la parroquia. Si pienso en todo lo que nos dicen que puede pasar, en un país sin una buena sanidad, no subo Enseguida revestido he participado de la Exposición del Santísimo Sacramento como el pasado jueves. Una hora en oración y que rápida pasa en esta tierra. Ante Cristo eucaristía con una iglesia llena de jóvenes. Son los cantos los que realmente animan y levantan el corazón. Con qué alegría expresaban su gozo por estar ante Cristo. Cantaban, tocaban los tambores, movían la cadera, los pies, las manos. Sí, ellos estaban viendo a Jesús y le mostraban su amor del mejor modo que saben. Uno descubre como este pueblo es alegre. Y también comprende porque los caribeños, especialmente los cubanos, tienen unos ritmos tan vivos. Porque después del día más triste para el pueblo americano y africano, el 12 de Octubre de 1492 estas buenas gentes del Golfo de Guinea, la costa Atlántica y el interior del continente africano fueron encadenadas, deportadas en condiciones infrahumanas y condenadas ellas y sus descendientes a la esclavitud en el Caribe, Brasil, Estados Unidos. ¡Cuanta razón tuvo Juan Pablo II cuando pidió perdón a la humanidad! Y en concreto por los pecados cometidos con ocasión del Descubrimiento de América. Así lo dijo en Santo Domingo, donde llegaban los africanos, lejos de este hermoso continente, condenados a ser tratados como animales: “Que la conciencia del dolor y de las injusticias infligidas a tantos hermanos, sea, en este V Centenario, ocasión propicia para pedir humildemente perdón por las ofensas y crear las condiciones de vida individual, familiar y social que permitan un desarrollo integral y justo para todos, pero particularmente para los más abandonados y desposeídos” Y a pesar de la esclavitud y la alienación cultural ni los españoles, ni los portugueses, franceses e ingleses pudimos apagar las energías que brotan del interior de este pueblo. Son ritmos semejantes a los cubanos y los Gospell. Le cantan, le aman, a quien un día fue atado y llevado ante Anás, Caifás, Pilatos, Herodes, azotado, esclavo a merced de los poderosos de su tiempo hasta sufrir la condena destinada a los esclavos: la cruz. Bueno y después de disfrutar he regresado a la misión en moto, claro. He saludado al Padre Provincial, cena y a rezar y escribir. Este ha sido el día. De nuevo muy feliz por encontrarme con ellos. Os podéis imaginar el cansancio. Hoy sin un sol tan fuerte, pero con calor, más de cuatro horas caminando y… disfrutando. Haciéndome uno con ellos, conociéndolos, distinguiendo sus rostros, viviendo la acogida de estas buenas gentes. Es verdad, África tiene algo que uno le lleva a comenzar a contar los días que le quedan. En una semana, si Dios quiere, estaré en Valencia. No los cuenta porque quiere que pasen pronto, sino porque cada día se acerca la separación de esta tierra, los días más felices en mis cuarenta y casi dos años. Pero somos peregrinos guiados por el Padre. Tú hiciste realidad mi sueño, Tú me llevas de Tu Mano y ojalá quieras que el próximo año y todos los que me quedan de vida pueda volver a África, a sentir la magia, el encanto de este continente tan cercano al nuestro. Noche en África, apenas hace calor, más bien sopla un vientecillo agradable. Los animales cantan. Las 10:47 en Kara. Feliz viernes 13.

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