miércoles, 15 de agosto de 2012

Días 12 y 13. Viernes 13 y sábado 14 de Julio: adios a Siou y Ordenación Sacerdotal de Didier.

Días 12 y 13. 13 y 14 de Julio. Queridos amigos: Ayer me fue imposible escribiros. Hoy en la soledad acompañada por el icono de Cristo que me recuerda hallarme siempre bajo la mirada compasiva de Quien es la Misericordia y rodeado por la comunidad salesiana del Centro Don Bosco de Kara, comienzo las primeras letras. Del viernes recordar la misa en las salesianas. Para Didier fue su última misa como diácono. Acompañado por el Padre Rafael, las religiosas, un periodista de Radio Togo, otras personas y quien os escribe. Después el desayuno, descanso y partida hacia Siou con el chofer Leonard, el seminarista Gabriel y el Presidente de CV-AV Cyriaque. Allí nos esperaban los togolitos, con la tristeza de dejar atrás el mejor de los campamentos vividos, la despedida de un grupo con los que se habían integrado y la vivencia de un grupo compacto y unido. Después de regresar comida y tarde de compras y ciber en las hermanas. Momento para rencontrarme con vosotros. Sentir la dicha de saber que en la distancia estamos unidos por Cristo y por el afecto hacia quienes desde 2004 sois mi familia y tantas personas buenas que he conocido en mis años de sacerdocio. Rato para compartir con los amigos del Facebook lo que sentía y estaba viviendo. Cena, tertulia y descanso a las 22:30. En la habitación continua dormía su última noche Didier, con la ilusión propia de quien va a recibir el don del sacerdocio esperando amaneciese y llegase el día que quedaría siempre en su memoria. A las 7:30. Ah por cierto son ahora las 11:04. Bien como os contaba, nos hemos levantado. El desayuno ha sido compartido con la familia de Didier, sus padres, sus hermanos, todos vestidos con trajes de colores y motivos togoleses. También este grupo que ahora se encuentra en Kante se ha vestido para la ocasión con unos pantalones nuevos típicos de la tierra. Y con el Padre Fernando y el Provincial a la Parroquia San Juan Bosco. La nueva Iglesia, en construcción, estaba preciosa. Amplia y espaciosa, una gran basílica en el corazón de Kara, faro iluminando día y noche a toda la ciudad. Allí ellos se han sentado y los sacerdotes nos hemos dirigido a la Iglesia Parroquial, saludando al Obispo y amigo Jacques Longa y a los hermanos en el ministerio. A las 8 de la mañana la procesión ha comenzado. Sí era una ordenación sacerdotal, con la misma estructura y elementos que en España, pero con un colorido y ritmo diferente. Delante iba un coro cantando cantos africanos. Toda ella ha sido un exponente de la inculturización de la fe y la liturgia, manteniendo lo esencial y adaptando lo secundario. Dos coros, uno a modo de charanga, animaban la celebración. Ha sido emocionante. Todo está siéndolo. Pues “Tú mi Buen Dios nos has concedido vivir una ordenación sacerdotal desde dentro, acompañando en las horas previas al ordenando, sintiéndonos parte de su familia”. Emoción en el momento en el que él se ha acercado al altar, pero especialmente cuando le he impuesto las manos y le he dado el abrazo fraternal al estilo de España y de Togo, es decir, el triple saludo con la cabeza. Quien es hijo único tiene desde hoy un nuevo hermano unido por un lazo más fuerte que el de la carne y la sangre, el del ministerio sacerdotal. Hoy la Iglesia tiene un nuevo sacerdote, un servidor no sólo de la Congregación Salesiana sino de todos los que formamos la familia de Jesús. Y precisamente el día 14 de Julio. Hace ya muchos años en 1989 moría el Arzobispo de Valencia que entregó su vida por la santidad sacerdotal, el Siervo de Dios D. José María García Lahiguera y el mismo día era aceptado por el actualmente misionero D. Vicente Folgado y el actual Obispo de San Feliu, D. Agustín Cortés, para entrar en el Seminario. Hoy bien podemos considerar una gracia de este obispo santo, en presencia de los valencianos, de quienes fuimos sus ovejas y de las hijas de su grey, ha sido consagrado sacerdote un joven profundo y alegre. África ha ofrecido a la Iglesia Universal un presbítero. Y después de esta reflexión, prosiguiendo en lo más significativo, cabe destacar las ofrendas con la presencia de un grupo de danza africana que ha ofrecido el colorido de la tierra. Vestidos y pintados a la antigua usanza han entrado por el pasillo central ofreciendo al Buen Dios un baile ritual. También emotivas han sido las palabras dirigidas por el Obispo a los valencianos y por Didier a Cecilio y los españoles que nos encontrábamos allí, ante una Iglesia repleta de personas. Concluida la misa el neosacerdote se ha fotografiado con nosotros y con todos y ha participado de la danza ritual. África en la serenidad es movimiento, baile. Este es el encanto de las celebraciones. No son de media hora sino mucho más largas, pero que rápidas pasan por que toda ella te introduce en el Misterio de Dios. Ellos con tan sólo contemplar como le bailan y cantan te hacen ver que Dios está ahí. Su corazón irradia la presencia del Dios al que sus antepasados adoraron y que gracias a la vida entregada en muchos casos hasta la muerte por parte de los misioneros, tiene rostro y se ha encarnado en esta cultura. Después hemos comido en una de las salas de la nueva iglesia: ensalada, pasta riquísima de maíz, pescado, carne de un ave propia de aquí y helado. Y a casa con el Padre Fernando. Descanso y hacia el nuevo campamento con el todoterreno de los salesianos repleto de maletas y jóvenes. Una hora de camino. Allí nuestros togolitos se han aposentado en una habitación y han comenzado a compartir y ayudar en el campamento, mientras la lluvia torrencial regaba las tierras de este país del Golfo de Guinea. Y de vuelta, cena al principio sin luz, después ya con ella y a rezar y escribir. Así ha sido el día. El Padre Dibier descansa como sacerdote. Ha sido su día, en el que todos le hemos mostrado el aprecio. ¿Qué pensamiento me queda? Han pasado dos semanas ya y soy feliz entre esta gente, con los católicos de Togo. Como los samaritanos bien puedo decir que ahora conozco a Cristo negro no por lo que me han contado, sino porque lo he visto. No me canso de escribirlo. Esta tierra tiene algo y sobre todo sus gentes. Son tan sencillas y buenas que se ganan el corazón. Es la Iglesia del siglo XXI, una Iglesia cada vez menos europea y más africana, la de los templos repletos de jóvenes, niños, adultos. Esta Iglesia pobre en medios y edificios, integrada por cristianos que viven carentes de tantas cosas que nos esclavizan pero que se sienten comunidad y sienten suya la parroquia. La labor de los misioneros ha comenzado a germinar y al llegar aquí uno es feliz. “Iré donde Tú me digas Padre, pero cuanta dicha hay en mí al vivir en y con la iglesia de esta tierra”. Y a las 11:28 concluyo. Sigue lloviendo en Kara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario