miércoles, 1 de agosto de 2012

Los preparativos.

"El barco se dirigió hacia Palmas de Gran Canaria donde desembarcó tejidodos de Cataluña, después Bata (capital de la colonia española de Guinea Ecuatorial), allí pisó por primera vez su continente esperado, África. Un instinto hizo que al bajar del barco se arrodillase y con los brazos en cruz clamara al Señor por esta tierra tan necesitada y besó su tierra. El barco permanecía unos días allí cargando madera y después regresaría a la penínjsula siguiendo el pequeño muelle de madera y cemento. Llegaron a un pequeño barco que realizaba un viaje por la costa del Golfo de Guinea, este les llevó por la costa hasta el Congo Belva. Ahora decía adios a España, el último resto de España quedaba atrás, su patria era ya lejanda. Al amanecer divisaron la costa belga, por fin habían llegado, un nuevo mundo se abría al Padre José, el sueño de sus sueños dee hacía realidad". Fue un pequeño libro que escribí a mano y después le di forma con la máquina de mecanografiar, "Vida y Obra del Padre José". Lo terminé el 10 de Agosto de 1987, es decir, el día que cumplía 17 años. La vida es así de sorprendente. Este pequeño testimonio o retrato de mis pensamientos de adolescente constituye un adentrarme en mí mismo, pues somos lo que fuimos. Y especialmente es el testimonio de un sueño cuyas raíces quedaron expresadas en mis años de bachillerato. Dios, que no olvida lo que fuimos y nuestros deseos más limpios ha querido hacer realidad mi sueño a los 25 años. No ha sido en el Congo sino en un pequeño país cercano, Togo. Al leerlo después de un cuarto de siglo he descubierto lo profundo de esta misión. No ha sido un capricho, ni siquiera motivado por el Proyecto Togo o la contagiosa experiencia vivida por Cecilio. Ellos han sido los medios de los que el Buen Dios se ha servido para hacer realidad un deseo que ha caminado paralelamente desde que escuche su llamada. Encontrarme en África ha representado para mí hacer realidad lo que puede ser la llamada de Dios, ser misionero, estar con estas gentes tan buenas, con los últimos en palabras del gran enamorado de África, Carlos de Foucauld y con ellos, danzando en los campamentos de CV-AV, celebrando la misa en las comunidades de la Parroquia San Juan Bosco, visitando sus casas sentir una gran felicidad y no añorar ni el coche, ni el movil ni el facebook. Pero previamente los días fueron de ilusión y temor. La ilusión de vivir una experiencia única, de los preparativos, el encuentro con D. Carlos Osoro, Arzobispo de Valencia y su apoyo a la misión. Temor a que fuese frustrado el sueño: la enfermedad de un familiar, la propia, un contratiempo, quien sabe. Pero afortunadamente aterrizamos en Lomé y sentimos todos la felicidad de saber que "ya estábamos en Togo". https://picasaweb.google.com/3misiontogo/ElsPreparatius?authuser=0&feat=directlink

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